
Aquel texto nos expone la vivencia de una profesora que después de una larga experiencia como pedagoga, comienza a formularse una serie de cuestionamientos acerca de su metodología. Es por eso que se propone llevar a cabo la idea de que sus estudiantes registren en una bitácora sus clases de música; registro que les permitirá expresar todo sentimiento que los embargue en los procesos de adquisición de conocimientos; como así también, poder plasmar explícitamente lo aprendido, para después interrogarlo al escribir preguntas que pudiesen surgir a partir del conocimiento adquirido.
Cabe mencionar que realizó esta experiencia con un cuarto básico, donde pudo apreciar cambios notables en beneficio de sus capacidades; mejoró la clase, pero también mejoró la forma con la que ella miraba a sus niños, pues pudo captar detalles que jamás apreciaría gracias a las críticas constructivas que lo niños le expresaron.
Con lo leído, de inmediato me dan las ganas de proporcionar aquella estrategia, que por lo demás es bastante didáctica, para que así mis niños logren darse cuenta al igual que yo, de todo el camino recorrido; puesto que el llevar al acto las herramientas que voy adquiriendo, desarrolla grandiosamente la voluntad, que los ayudará a auto evaluarse, conocerse y apreciarse, ya que plasma en el papel, las capacidades que llenan su ser. Su espíritu se alimenta y su corazón se proyecta para seguir la búsqueda que guía a todo niño en el asombro por el conocer.